domingo, 18 de marzo de 2007

JOVENES Y BIBLIOTECAS

MÓNICA MEDINA BLANES
Biblioteca Bon Pastor, Consorcio de Bibliotecas de Barcelona, España

Tal y como ocurre en otros países y sociedades de nuestro entorno cultural, la práctica de la lectura en los niños experimenta un fuerte retroceso cuando estos alcanzan la adolescencia. Los niños leen mucho y los adolescentes poco y por obligación.
Las estrategias para el fomento de la lectura dirigidas a adolescentes y jóvenes2 han de tener en cuenta el profundo cambio de hábitos de lectura y de práctica cultural en general que se produce en el paso de la infancia a la juventud. Se necesitan acciones de fomento de la lectura claramente diferenciadas según el colectivo de edad al que se dirigen. La lectura es una práctica que hace referencia a diferentes productos culturales y medios de comunicación.
El fomento de la lectura no se ha de plantear de forma aislada respecto al resto de productos/soportes (papel, digital, etc.) La existencia de un referente capaz de satisfacer las demandas de información, formación y ocio/cultura es básica en la adolescencia. Las bibliotecas públicas pueden ser ese espacio de referencia si dan cabida a una oferta amplia y dinámica que aúne los soportes tradicionales con las nuevas tecnologías, reuniendo en un mismo espacio el acceso a la información, el aprendizaje práctico y el uso de las herramientas
necesarias para el pleno desarrollo individual.

No hay comentarios: